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OPINIÓN
Bloomberg
El miércoles, en una sesión histórica, los directores ejecutivos de cuatro de las empresas tecnológicas más grandes del mundo comparecieron ante un subcomité de la Cámara de Representantes para responder sobre sus prácticas anticompetitivas y acusaciones de que aprovecharon sus poderosas plataformas para dañar a la competencia.
Cada ejecutivo tuvo su tiempo en la palestra. Jeff Bezos de Amaz enfrentó varias consultas sobre el uso que hace el gigante del comercio electrónico de los datos de vendedores externos para desarrollar sus propios productos, mientras que Tim Cook de Apple fue criticado por las políticas de App Store de la líder en teléfonos inteligentes. Es posible que Sundar Pichai de Alphabet, empresa matriz de Google, haya recibido la mayor atención, ya que se enfrentó a preguntas reiteradas sobre el dominio de la plataforma de anuncios y las prácticas del motor de búsqueda de la compañía.
Luego fue el turno de Facebook. Al interrogar a Mark Zuckerberg, los legisladores se centraron en el tamaño de la compañía y las adquisiciones anteriores, como Instagram y la plataforma de mensajería WhatsApp. En respuesta, el ejecutivo defendió la escala de su compañía, insinuando que Estados Unidos necesitaba un Facebook fuerte para luchar contra la creciente amenaza competitiva global de las compañías chinas de internet. También enfatizó que el éxito de Instagram no estaba asegurado de ninguna manera cuando la adquirió hace ocho años.
Zuckerberg tiene razón en este punto. Los recursos de Facebook definitivamente fueron fundamentales para el crecimiento de Instagram. Pero eso fue entonces, ¿y ahora? La realidad es que, debido a que la compañía es propietaria de las dos principales aplicaciones de redes sociales, Facebook se ha vuelto demasiado dominante en una categoría crítica, que solo está aumentando en importancia para la vida de los consumidores.
Junto con Google, Facebook es la única compañía que puede proporcionar a los anunciantes una segmentación de datos basada en intereses a gran escala, en miles de millones, según la actividad de los usuarios en sus plataformas.
Esta concentración de poder debe abordarse. ¿Una solución? Facebook debería escindir a Instagram. Al crear dos actores de redes sociales separados, las compañías individuales podrían volverse más ágiles e innovadoras y permitir un mercado competitivo más vibrante para anunciantes y consumidores.
Una mirada al sitio web del Departamento de Justicia revela que los principios de la regulación antimonopolio se centran en promover la competencia y beneficiar a los consumidores con “precios más bajos, mejor calidad y más opciones”.
Una escisión ayudaría a lograr la mayoría de esos objetivos. Si bien Zuckerberg argumentó que su compañía tiene numerosos competidores, incluidos iMessage y TikTok, Facebook continúa dominando el mercado de la publicidad en redes sociales en términos de dólares y número de usuarios. Incluso los accionistas de Zuckerberg y Facebook podrían beneficiarse de una separación, porque probablemente darían un múltiplo de valoración más alto a Instagram si es independiente, debido a su crecimiento más rápido y a una demografía más joven y atractiva.
Por supuesto, Facebook no está de acuerdo. Pero la idea de Zuckerberg de que necesita mantenerse grande para competir contra China, no tiene sentido. Las últimas cifras de Comscore muestran que tanto Facebook como Instagram tienen suficiente escala de usuarios. Zuckerberg también argumenta que se requiere que la compañía sea grande para tener los recursos para combatir la desinformación.Pero esta idea se ve significativamente socavada, por el mejor desempeño de Twitter en esta área, aunque es una fracción del tamaño de Facebook.Facebook todavía tiene mucho que hacer en el frente de las políticas de contenido.
La compañía puede intentar ignorar las críticas y centrarse en su éxito financiero. Pero el éxito de Facebook solo sirve para subrayar su dominio del mercado, y el escrutinio no cederá.
Zuckerberg, quien tiene control total de los votos sobre Facebook, puede evitar el problema implementando un plan de escisión. Si no lo hace, los reguladores y el Congreso deberían pensar en forzarlo a hacerlo. La medida beneficiará a los consumidores, dará a las empresas grandes y pequeñas más opciones y conducirá a más innovación. No hay muchas desventajas.
La opinión del articulista no representa necesariamente la de Bloomberg. Ni la de El Financiero.