Lo interesante sobre las tecnologías exponenciales es que nos permiten anticipar el futuro para actuar en los momentos más adecuados. Cualquier tecnología que se digitaliza, se vuelve exponencial y su proceso incluye a las 6D.
Para comprender mejor este ciclo, Peter Diamandis desarrolló un modelo que consiste en seis fases principales:
Digitalización
Engaño (Deception, en inglés)
Disrupción
Desmonetización
Desmaterialización
Democratización
Según las 6D, además del uso y consumo, el desarrollo y la evolución tecnológica estarán disponibles para todos los individuos, multiplicando así los posibles impactos, tanto positivos como negativos.
En la primera “D”, la tecnología se digitaliza.
La segunda “D” se refiere a que es muy difícil para los seres humanos percibir este comportamiento exponencial, por lo que siempre tendemos a pensar que las cosas tardarán más de lo que realmente tardan.
La tercera “D” indica el momento de la interrupción. Esto sucede cuando la nueva tecnología satisface la necesidad del consumidor, de igual o mejor manera que la anterior, a un menor costo.
La cuarta “D” es la desmaterialización. Si la digitalización o el Internet de las cosas se aplica a algo relacionado con el hardware, tarde o temprano se encoge tanto que se digitaliza por completo. La lista de objetos que se han desmaterializado en forma de aplicaciones en tu smartphone ya es larga: dispositivos GPS, cámaras, libretas de contactos, blocs de notas y calculadoras científicas, entre muchos otros.
La quinta “D” es la desmonetización. A medida que se vuelve más pequeño, más potente y más barato, pierde su costo marginal.
La sexta “D” es la democratización. Cuando es muy pequeño, casi virtual y muy barato, todo el mundo tiene acceso a él.